El objetivo de este estudio fue encontrar relación entre la respuesta de la frecuencia cardiaca fetal (FCF) y la participación en un programa de ejercicio aeróbico moderado durante el periodo de gestación, es decir, comprobar si existe adaptación fetal en respuesta al ejercicio regular por parte de la madre. La FCF es uno de los parámetros más usados a la hora de valorar el nivel de bienestar fetal durante el embarazo.
La muestra estuvo compuesta por 45 mujeres gestantes, divididas en grupo ejercicio (GE) y grupo control (GC). El programa de ejercicio se basó en las Líneas Directrices del Colegio Americano de Ginecólogos y Obstetras, tuvo una frecuencia de 3 veces por semana, con duración de 55 a 60 minutos cada sesión, a una intensidad del 55-65% de la FCmáx y con actividades como coreografías sencillas, trabajo del suelo pélvico (ejercicios de Kegel) y fortalecimiento muscular general con cargas bajas (0.5 a 1 Kg).
Tras la finalización de las 80 sesiones propuestas, se pasó a medir la frecuencia cardiaca (FC), tanto de la madre como del feto, de la siguiente manera: primero se midió la FC en reposo de la madre y del feto, después la madre caminó 3 minutos al 40% de su FCmax y se anotaron otra vez ambas FC inmediatamente después de que terminara, midiendo también el tiempo que el feto necesitó para recuperar su FC inicial. Después se repitió el mismo proceso haciendo caminar a la madre al 60% de su FCmax.
El estudio concluye que el corazón fetal es capaz de adaptarse al ejercicio materno durante el embarazo, logrando una menor variación en la FCF durante el ejercicio y una vuelta a los valores de la FCF en reposo más rápida que aquellos fetos de madres que no hacen ejercicio durante el embarazo.
Los resultados de este y de otros estudios similares nos muestran que el útero es el primer lugar donde comenzar una posible prevención de enfermedades cardiovasculares. Estos resultados son de especial importancia dado que estas enfermedades son la primera causa de muerte en el mundo. Así que ya sabes, cuando tu entrenas, ¡el corazón de tu bebé también lo hace!